viernes, 1 de noviembre de 2019

Los gallinazos sin plumas - Julio Ramón Ribeyro


(Resumen y análisis)


Pertenece al libro de cuentos que lleva el mismo nombre, escrita en 1954, en París.

Resumen:

Efraín y Enrique, son dos hermanos, que diariamente se lanzan a la calle con la única consigna de llenar de comida sus cubos de lata para Pascual, el cerdo de don Santos, su abuelo. Don Santos, que quiere ver más gordo al cerdo, para venderlo, los manda al muladar, al frente del mar, tierra de gallinazos y perros.

En una de esas incursiones al muladar, Efraín se corta la planta del pie, imposibilitado de caminar, Enrique hace la labor de su hermano, quien de regreso trae un perro, al que llama Pedro, su abuelo al principio no aprobaba la decisión de alimentar una boca más, pero Enrique le dijo que el perrito tenía buena nariz y que además no comía mucho, entonces el abuelo no le dijo nada, como implícitamente aceptando que se quedara.

Sin embargo, días después, Enrique también enfermó, producto de un resfriado, y el viejo no hizo nada, como tampoco hizo algo cuando enfermó Efraín. El viejo se puso furioso, diciendo que abusan de él, por ser viejo y cojo, y que no les daría comida hasta que se levantaran de sus camas, intentó ir solo al muladar, pero no pudo; pasaron muchos días y no mejoraban los niños, su abuelo se enfureció y los obligó a levantarse, golpeándolos, pero Enrique le dijo que no golpeara a Efraín, que no tenía la culpa, y que él sólo iría al muladar, su abuelo le dio esta vez cuatro cubos de lata.

Al regreso del muladar, Enrique vio que extrañamente reinaba una paz en el corralón, "una calma cargada de malos presagios". Dentro, Efraín le dijo que el perro le había mordido al abuelo y que lo último que escuchó fue un aullido. Enrique tuvo un mal presentimiento, se acercó donde el cerdo, y vio que este se comía al perro, pudo ver las patas y el rabo de Pedro, entre lágrimas buscó la mirada de su abuelo, buscando respuestas, pero el viejo no respondía.

Finalmente, el abuelo le pegó a Enrique hasta hacerlo caer, Enrique vio la vara que tenía manchas de sangre, lo cogió y le gritó al viejo: ¡Voltea!, don Santos se volvió y recibió el golpe y cayó, quiso levantarse pero se resbaló y se precipitó de espaldas al chiquero. Enrique le dijo a Efraín que el viejo cayó al chiquero y debían irse, cogió a su hermano y cruzaron el corralón.

"Desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla".

Análisis:

Don Santos, encarna el egoísmo en su máxima expresión, a tal punto que quiere más a un cerdo (lo quiere porque le dará dinero) que a sus propios nietos. No muestra compasión ni estima por los niños, para él, son solo "medios" para su objetivo "alimentar al cerdo y venderlo".

En el otro extremo, está Enrique, capaz de ser virtuoso en una situación de vida tan difícil, es compasivo (adopta al perrito), generoso (le da de su comida al perrito), valiente (pese a estar enfermo va al muladar, para que no le pegue el viejo a su hermano), pero también humano (cree que es justo lo que le pasa a don Santos, pues no responde al llamado de auxilio de este último).

En este último punto, tengo un conflicto, ¿es correcto dejar que muera su abuelo, pese a lo mala persona que es? Sigo pensando sin llegar a una respuesta, tal vez alguien pueda ayudarme con eso.

Ahora, está claro que Efraín y Enrique, simbolizan a los "gallinazos" porque viven buscando inmundicia, y sin "plumas", pues son humanos y no aves.